La peregrinación anual de fanáticos de la música electrónica al Bayfront Park de Miami enfrenta nuevamente críticas, luego de que residentes del centro expresaran sus frustraciones en una reciente reunión comunitaria. Organizado por la Alianza de Vecinos del Centro, el encuentro reunió a los organizadores del Ultra Music Festival, la policía de la ciudad y los residentes, evidenciando la tensión entre el impacto económico del evento y la calidad de vida de quienes viven en sus inmediaciones.
El problema principal: el ruido. Para muchos residentes, el festival de tres días, programado del 28 al 30 de marzo, convierte sus hogares en un campo de batalla sonoro. En la reunión, las quejas de los residentes reflejaron una ciudad en crecimiento y evolución, donde estos se sienten cada vez más en desacuerdo con el evento masivo. La transición de una zona principalmente comercial a un área residencial vibrante ha intensificado el impacto de los niveles de ruido del festival.
Manuel Pérez, residente del centro desde hace años, respaldó este sentimiento, argumentando que el cambio en el paisaje urbano exige un nuevo lugar para el Ultra. “El centro de Miami ha cambiado. Hay muchas familias, mucha gente viviendo y disfrutando la vida en el centro”, afirmó Pérez. “El Ultra Music Festival es demasiado; es muy disruptivo.”
Raymond Martínez, jefe de seguridad del Ultra, abordó las preocupaciones de los residentes, destacando el compromiso del festival con las normas de la ciudad.
“Nuestro acuerdo con la ciudad y con el Bayfront Park Trust incluye monitoreo de sonido en cada escenario”, explicó Martínez. “A 16 pies del escenario, medimos los decibelios según las pautas del parque, así como el sonido que llega a los edificios.”
La historia del Ultra en Miami es larga. Comenzó en Miami Beach en 1999 y se trasladó al Bayfront Park, convirtiéndose en un evento emblemático del calendario de la ciudad, con solo un año de interrupción durante la pandemia de COVID-19. Su constante agotamiento de entradas refleja su popularidad, pero el descontento de los residentes subraya el delicado equilibrio entre entretenimiento y bienestar comunitario.